Ayer, anhelado segundo domingo de octubre, nuestra Hermandad vivió otra jornada histórica en muchos aspectos: la Santísima Virgen de Gracia volvía a su casa, la Ermita de Santa María de Gracia, tras un año en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Victoria. Agradecemos desde estas líneas el trato siempre magnífico recibido por nuestro Director Espiritual y Párroco y toda la comunidad parroquial.
Este traslado se hizo en andas, a hombros de sus hijos y devotos que así lo quisieron, manteniendo las medidas de seguridad e higiene recomendadas por las autoridades competentes. Tras la Santa Misa de romeros, sobre las 8:55h, se ponía en camino la comitiva por el recorrido tradicional del Paseo de Gracia: visita al vecino Convento de las Hermanas de la Cruz, Corredera, Ayuntamiento, Pozo Nuevo, Carrera (no se pudo visitar el Convento de Santa Clara por estar oficiando Santa Misa en ese momento), María Auxiliadora (con visita a la Casa Salesiana) y Avd. Mancera, para continuar por el Camino de Nagüeles.
Cuando Nuestra Señora cruzaba el puente sobre el río Guadaíra, la espadaña de la Ermita, que la intuyó, empezó a voltear su campana con inmensa alegría. Más de 30 años hacía que no podía recibir así a su Bendita moradora. Pareciese que aquel angelillo de la sevillana por fin devolvió la campana.
Cerca de la hora del Ángelus, hacía su entrada triunfal nuestra Amantísima Titular en su remozada Ermita. Atrás queda un año de trabajo intenso, a veces duro, que se olvida en el instante que ves la cara del Divino Infante sonriendo a Su Madre por estar devuelta en casa.
Agradecemos también a todos aquellos Hermanos y devotos que han colaborado, de un modo u otro, en estas labores de adecentamiento y conservación. Estamos seguros que la Santísima Virgen sabrá premiar esa generosidad como Mediadora Universal de todas las gracias ante Nuestro Señor.
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